Cada vez es más frecuente recibir consultas, por parte de progenitores que se van a someter a una evaluación psicosocial, en relación con la guarda y custodia de un hijo. Con todas las cautelas, ante cada caso particular, será positivo tomar en consideración las siguientes recomendaciones:
-Colocar al hijo como el eje central del proceso. Si ambos progenitores toman esta actitud se solventan una gran cantidad de obstáculos. Aún en el caso de que este talante sea sostenido únicamente por uno de los progenitores esto supondrá un beneficio para el hijo.
-Dejar a un lado el rencor. La generosidad, por parte de los padres, de dejar a un lado sus rencores, en este proceso de guarda y custodia, les dará satisfacciones a largo plazo. Los resentimientos, muchas veces razonables y que componen parte del doloroso proceso emocional que están viviendo, deben ser manejados en otros ámbitos personales (amigos, grupos sociales, terapia, etc.).
–Vivirlo como una oportunidad. Pese a que pueda resultar paradójico, es un buen momento para poder empezar a hacer las cosas de forma diferente en relación con el otro progenitor. Si las actitudes anteriores resultaron cuando menos frustrantes y no han generado nada productivo, esta es una ocasión de hacer algo diferente.
–Tener un buen asesoramiento. Buscar un profesional del derecho que entienda claramente la posición y las demandas de su cliente y que le ofrezca las posibilidades legales más razonables y más viables para el caso. Valorar la posibilidad de un apoyo psicológico para enfrentar, en las mejores condiciones anímicas, todo el proceso de evaluación.
– Mostrar sinceridad en la evaluación. El tratar de mostrar una imagen con distorsiones y sobrevalorada así como los intentos de manipulación lleva a una desconfianza generalizada del profesional entrevistador generando una animadversión por parte de éste. Manifestarse como una persona genuina es el mejor de los avales para una evaluación.
-No centrarse en la ex-pareja. Se trata de mostrar las capacidades, actitudes y posibilidades de uno mismo, no de exponer las carencias y dificultades del otro progenitor; desacreditar al otro no da una valoración superior a uno mismo.
–Asumir el mantenimiento de la relación. Al menos mientras el hijo sea un menor, la relación entre ambos progenitores, tendrá que existir; ante este hecho incontestable la mejor opción es mantener la mejor relación posible o al menos la menos mala.
–No renunciar a construir una buena separación con la ex-pareja. Ante un momento crítico como es el proceso de guarda y custodia se abre una posibilidad, que puede, inicialmente, resultar paradójica, de construir una buena separación. La ayuda psicoterapéutica será crucial para que, ya que el mantenimiento de la unión no fue posible, se pueda realizar una separación útil y provechosa.
Por último, señalar que es imprescindible sentir que la guarda y custodia es un camino que tendrá un largo recorrido que va más allá de la evaluación psicosocial que se realice en un momento concreto.
Psiquiatra- Psicoterapeuta – Perito Judicial
Especializado en el trabajo con personas afectadas por acontecimientos traumáticos