En la práctica clínica diaria vemos, con gran frecuencia, como las repercusiones que sobre la salud mental tienen las negligencias médicas no son tenidas en cuenta. La sistemática ignorancia de la patología psiquiátrica consecutiva a un acontecimiento traumático relevante, y sin ninguna duda muchas negligencias médicas son un trauma de gran intensidad, por parte de los abogados que defienden a los afectados, es una práctica que priva a éstos de resarcimientos a los que tienen derecho.
El conocimiento de los trastornos y alteraciones psicopatológicas consecutivas a la vivencia de acontecimientos traumáticos está siendo desarrollado, de forma muy significativa, a lo largo de los últimos 30 años; de forma paralela tenemos cada vez más conocimiento de cómo el trauma psíquico modula e influye en la forma en que se manifiestan muchos trastornos y alteraciones psiquiátricas. Sin ninguna duda, muchos de los padecimientos consecutivos a la mala praxis médica deben ser valorados y abordados desde la perspectiva de una patología consecutiva al trauma.
No podemos olvidar, por otra parte que existen innumerables trabajos en los que se muestra cómo los familiares de las personas que han sufrido un acontecimiento traumático pueden presentar alteraciones psiquiátricas consecutivas a ese trauma. En la revisión de demandas por los daños sufridos por las personas afectadas por negligencias médicas existe una continua omisión de las alteraciones psiquiátricas que presentan los familiares así como del deterioro personal y de las relaciones interpersonales que implican los padecimientos psiquiátricos.
Son diversas las razones por las que las repercusiones sobre la salud mental de las personas implicadas no son abordadas. Por un lado, existe una reticencia generalizada hacia cualquier cuestión relacionada con la psiquiatría y, por otro, parece que únicamente puedan ser tenidas en cuenta patologías psiquiátricas muy graves y altamente disruptivas. Sin duda la objetivación de las alteraciones psíquicas está revestida de una complejidad que no poseen muchas de las alteraciones físicas, lo cual conduce a llevar la demanda por negligencias únicamente hacia las lesiones físicas no tomando en consideración la patología mental. Un elemento de gran relevancia es el coste económico que supone el abrir la exploración de las patologías psiquiátricas que se contrapone a la sensación -falsa, en la mayoría de las ocasiones- de que no se podrá obtener una compensación económica suficiente para rentabilizar ese gasto. Por último, señalar la falta de interés y por ende la ignorancia que muchos abogados tienen hacia las cuestiones psiquiátricas.
No es permisible que ya sea por ignorancia, conocimiento insuficiente, comodidad, desinterés o por cualquier otra circunstancia las personas que tienen una repercusión sobre su salud mental a causa de una negligencia médica, se vean privadas de un resarcimiento con indemnizaciones que les corresponden y a las que tienen derecho. Es función del abogado defensor incluir todas estas cuestiones en la defensa de la persona dañada. Para la consecución de una buena demanda, en este campo,es imprescindible un informe en el que se realice una exposición bien argumentada sobre las alteraciones psiquiátricas y sobre las repercusiones que la negligencia ha tenido sobre el desarrollo vital de esa persona. Las dificultades que se presentan en el abordaje de este tipo de casos se verán soslayadas, en gran medida, manteniendo buenos intercambios profesionales entre el psiquiatra y el abogado.
Psiquiatra- Psicoterapeuta – Perito Judicial
Especializado en el trabajo con personas afectadas por acontecimientos traumáticos